La piel madura precisa de un cuidado más intenso y constante, siendo importante tener siempre presente que no todas las personas presentan los mismos síntomas cuando llegan a la madurez, pero sí que todos los tipos de pieles terminan envejeciendo y presentando arrugas, flacidez y una mayor sensibilidad ante determinados factores internos y externos. Para luchar contra estos factores es fundamental mantener la piel limpia y cuidada, tanto la del rostro como la del cuello y el escote. Los cosméticos han de estimular la renovación celular, la formación de colágeno y conseguir más tersura y luminosidad.

Una rutina de belleza comenzaría por una limpieza en profundidad mañana y noche, hacerse una mascarilla una o dos veces a la semana, exfoliar la piel una vez a la semana, dar crema a la mañana y a la noche y aplicar un sérum sobre la piel limpia. Es también de obligación cuidar el contorno de ojos por la mañana y por la noche. La crema hidratante y el maquillaje ha de tener protección solar. Por lo que respecta a las mascarillas, puedes recurrir a mascarillas faciales caseras que puedes preparar de forma sencilla y aplicártelas en cualquier momento, sobre todo en aquellos días u horas del día en la que se está más relajada y se quiere tomar un respiro.

Mascarilla de fresas
La mascarilla de fresas tiene un potente efecto hidratante, siendo ideal aplicársela en época de primavera y verano, justo en plena temporada de este fruto. Esta mascarilla se prepara triturando las fresas y mezclándolas con dos cucharadas de miel. Se aconseja dejarla actuar unos 20 minutos y, retirarla con abundante agua fría.

Mascarilla de tomate
Este tipo de mascarilla tiene propiedades antioxidantes y antiarrugas y es de lo más sencilla ya que se ha de aplicar directamente sobre la piel. Para ello se ha de cortar un tomate maduro y frotarlo suavemente sobre el rostro. Deja que actúe unos 40 minutos y luego procede a retirarlo con agua fría.

Mascarilla de leche, miel y naranja
Esta es una mascarilla para pieles maduras de lo más nutritiva, además de rejuvenecer e hidratar la piel. Para su elaboración se precisa mezclar zumo de naranja, leche y miel, normalmente dos cucharadas de cada ingrediente. Se ha de dejar actuar unos 10 minutos y aclarar también con agua fría.